Diógenes venía a cumplir su duelo, estaría yendo y viniendo por las calles sin toldos ni refugios, había nacido para ser llovido. Pero mientras ahí, detrás del cobijo de cortinas tenues, estaban a salvo mientras. Dos estruendos, la línea de a ratos tiembla, alguna entrada de aire de afuera parece mover la cortina apenas. Se preguntaron, primero, imprecisos, adónde estaban. Luego, mucho después, se percataron de estar ahí. El murmullo los persuadió de ser ellos quienes lo oían y se descentraron. La cama, como una ilusión, se fue perdiendo en los focos, ahora era el abrir y cerrar de puertas, eran los pasos subiendo la escalera, eran los gritos los que clamaban inminente presencia, los que reclamaban volver al simple estar y no estarse en cama; no llegaron a vestirse cuando la puerta cayó al piso por el impulso de la patada, del empujón, de la avalancha. La impertinencia digna de la ley.
Etiqueta: Micro
85: “Cuando volví a entender que mi mundo entero debía morir”, por NoTodoEsFicción.
Hola, estamos presentando la nueva temporada de un no sé qué
Esto, es lo que hay
Excusen a la recepcionista, no es de aquí
Solamente entiende cuatro lenguas
Ninguna es nuestra
No podríamos expresarlo en lenguas
No podría expresar lo que se siente expresar en lenguas
No podemos escribir
Está prohibido, también.
Está penado escribir, sobre todo en papel. La tinta
Todo objeto
Del pasado
Es un arma
No hay lapiceras, lápices, tinteros, plumas, aves
No hay pasado, acá donde vinimos
Éramos unos cuantos
Entonces
28 de marzo de 2015
131
No sos fuerte
No vas a poder salir
No dejaste que ellos disfruten su fiesta
No hiciste todo lo que estaba a tu alcance
Todavía podés ser mejor
No vinimos al mundo para sufrir
No reproches.
No manches la memoria de tus antepasados
No permanezcas estático mientras todo se derrumba
No repitas lo errores de ayer
No te resignes
No te conformes
No manches tu porvenir de pereza
No aceches la posibilidad del éxito, la astucia, la argucia, la fama
No esperes nada del porvenir
Échate a dormir cuando estés muerto, mientras tanto lucha por los vivos
Por los que ya murieron en la lucha
Por los que vendrán
Lucha por todos nosotros
No descanses
Debes superarnos
Naciste
Te trajimos al mundo
Para superarnos
Así era el porvenir
En estas tierras.
28 de abril de 2015
38
Treinta y siete cigarrillos
ese día dejaría
de fumar por cierto tiempo
otra vez.
La música del conjuro
le estira la comisura
hasta su apogeo, donde
relaja
tras la confirmación de
mentiras repetidas en
silencio, enciende otro
tabaco.
150
Vibramos, era cierto. Un halo cósmico nos une. Estamos brillando todo el tiempo, nada se extingue por dentro, pensó. Sus pies se alejaron, yendo hacia atrás, uno, dos pasos. No había más que pasto para pisar. La lluvia había dejado un barro humilde sin ansias de invadir las suelas. Ahí se abrazó entre hebras de césped a los bordes de los zapatos, el tiempo imperceptible sopló con un viento. Alguien dijo que lloró antes, durante y después de descalzarse. Otros dijeron que reía, con una plácida satisfacción elevando las comisuras, casi con orgullo reía, decían. Los dedos se hundieron, se hicieron barro, el pasto se reveló enredándose al pulgar, a los talones hasta romperse. Uno, dos tres pasos. Del vacío se elevó, vibrando, una forma sin pies, un foco incandescente, una llama esparcida en el atardecer, y desapareció. Sólo quedó el barro removido, las marcas en el pasto, la vibración.
151
Las leyes del mundo no son mis leyes. Bramó y desnudose con aire apacible. Las voces del pueblo no son mis voces. Gritó y sus manos arrancaron los trapos que le cubrían los pies. Son muchas mis voces, murmuró quitándose los harapos de la cintura. La tierra que pisamos es mi tierra, subió a la piedra. Los ojos del cosmos nos miran hoy como siempre. Los ojos de los rostros atontados se reclinaron hacia el cielo. Ese cielo es nuestro dijo cuando detrás de su cuerpo estalló una luz. Adorar al cielo, adorar a la tierra, adorarnos a nosotros. Cayó. Silencio. Espasmos. El telón se cerró. Las palmas de los rostros atontados chocaron multiplicidad de veces a destiempo. Clamor. Se encendió la luz, todos salieron de vuelta al mundo, ordenadamente, apacibles. Detrás del telón, el actor recogió sus trapos y salió. Llevaba una botella en la mano, la sangre de Dios.